El Golf LIV Series Invitational contrató a Brooks Koepka y el PGA Tour reaccionó con mayores premios

La cara de George Washington parece tapizada en cada fairway, en cada green. El golf ya no habla de la pureza del juego, sino de la cruenta puja entre dos organizaciones y de los millones de dólares por repartir. Es una crisis sin precedentes, que no solo fracturó las estructuras de este deporte, sino que también puso bajo la lupa la ética y el compromiso de sus principales actores: los golfistas y los dirigentes.

El LIV Golf Invitational Series, la nueva gira financiada con inacabables fondos árabes, dio otro golpe de gracia: confirmó a Brooks Koepka, cuádruple ganador de majors, y al mexicano Abraham Ancer, uno de los mejores jugadores latinos del momento y que figura 20° en el ranking mundial. Con ellos dos, ya son ocho dentro del top 50 del listado quienes se pasaron de bando. Las ofertas por debajo de la mesa para miembros específicos del PGA Tour siguen sucediéndose día a día, y cada vez con montos más altos.

Después de haberse asegurado a Koepka, Dustin Johnson, Phil Mickelson, Bryson DeChambeau, Sergio García, Patrick Reed, Louis Oosthuizen y otras figuras destacadas, trascendió que Joaquín Niemann (18°) también fue sondeado por el LIV, pero por ahora el chileno sigue resistiéndose a la tentación de los petrodólares. Para tener una idea de cuánto se les está ofreciendo a estas estrellas -solo por sumarse al circuito-, se habla que hubo más de 100 millones de dólares para Koepka y 70 para Ancer, cifras obscenas que distorsionan por completo los valores de un deporte de por sí hiperprofesionalizado.

Todos los golfistas que ya jugaron la primera fecha del LIV en Londres, como también los oficializados en estos días para jugar en la próxima estación de Portland, están suspendidos para actuar en cualquier torneo del PGA Tour. Sin embargo, los majors se mantienen al margen de cualquier sanción y respetan los criterios de clasificación prestablecidos: así lo determinó el US Open que ganó el inglés Matt Fitzpatrick, y lo mismo ocurrirá en el Open Británico (del 14 al 17 de julio), tal como informó ayer la R&A.

De esta manera, los golfistas ahora fieles a la gira que comanda el australiano Greg Norman podrán actuar en St. Andrews, para la 150° realización del major más antiguo, y solo aparecerán en los certámenes del LIV, que duran tres días y se disputan a 54 hoyos, tanto de manera individual como por equipos.

“Amenaza irracional”

Ante semejante ataque, que parece no detenerse, el PGA Tour reaccionó ayer con varias críticas, pero también con cambios concretos en pos de conservar sus membresías. En su momento más desafiante como comisionado de la entidad, Jay Monahan hizo su declaración de principios: “La LIV Golf Series Invitational es una amenaza irracional, que no se preocupa por el retorno de la inversión o el verdadero crecimiento del juego”, fustigó, y agregó de manera gráfica: “Si esto es una carrera armamentista, y si las únicas armas aquí son los billetes de dólar, el PGA Tour no puede competir. Somos una institución estadounidense, no podemos competir con una monarquía extranjera que está gastando miles de millones de dólares en su intento por comprar el juego de golf”.

El anuncio abarcó también los aumentos en los premios. Así, el PGA Tour detalló que se incrementarán en alrededor de 54 millones de dólares las bolsas de ocho torneos existentes: Sentry Tournament of Champions pasará de US$ 8,2 millones a 15; Genesis Invitational, Arnold Palmer Invitational, WGC-Dell Technologies Match Play y Memorial Tournament saltarán de US$ 12 millones a 20 cada uno,mientras que The Players irá de US$ 20 millones a 25, y FedEx St. Jude Championship y BMW Championship, de US$ 15 millones a 20.

“Estos aumentos serán financiados por el apoyo de los patrocinadores y complementados a corto plazo por la reserva operativa”, aclaró Monahan, y agregó que estas enmiendas a la asignación de recursos no afectarán los aumentos de premios anunciados previamente en otros certámenes.

Pero hay más, en pos de acercarse al menos un poco a los números de la gira árabe: el PGA Tour creará tres certámenes con bolsas por valor de hasta US$ 25 millones cada uno, que rotarán en ciudades de Europa, Asia y Medio Oriente. Estarán habilitados para jugar esta suerte de serie mundial los 50 mejores jugadores de la temporada de la FedExCup y arrancarían en 2024.

En esta batería de cambios, también se prevé achicar el tamaño de los fields para la FedEx Cup: ya no serán 125 los jugadores que ingresarán en el primer playoff, sino que solo habrá 70. En la segunda estación quedarán los 50 mejores, y en el torneo final, -el Tour Championship en East Lake, Atlanta-, se mantendrán los mejores 30. En el futuro, solo los primeros 70 en la lista de puntos de la FedEx estarán completamente exentos para la siguiente temporada.

Monahan insistió en la forma en que el LIV desvirtuó el desarrollo normal del golf: “Cuando alguien intenta comprar el deporte y enfocarse solo en una prioridad individual, esa asociación se evapora y, en su lugar, terminamos con una persona, una entidad, usando cantidades infinitas de dinero para dirigir a los empleados, no a los miembros o socios, hacia su objetivo personal”.

A todo esto aparece Netflix, que venía filmando su serie al estilo “Drive to survive” , con los entretelones de la Fórmula 1. Hasta ahora había una alianza con el PGA Tour, pero los problemas empezaron cuando las cámaras viajaron a Londres en secreto para tomar imágenes del arranque del LIV. Entonces, se desató otra lucha de intereses...