La conferencia Americana extiende su dominio en el Juego de las Estrellas de la MLB
No había mejor inicio para el juego de las estrellas de la MLB. Sobre la loma estaba Clayton Kershaw, el mejor pitcher en toda una generación de los Dodgers de Los Ángeles. Aunque ha jugado nueve de estos partidos, era la primera vez que abría uno, sorprendentemente. Lo hizo en casa, frente a la misma afición que hace dos años vio campeón a los angelinos por primera vez en 43 años. Kershaw tenía frente a él a Shoehi Otani, la sensación de los Angels de Anaheim, un pícher que también sabe batear. Lo demostró en la primera bola de la noche que viajó a home. El japonés Otani, el segundo con más cuadrangulares en la conferencia Americana, la conectó de hit. Instantes después, el zurdo eliminó a Otani en primera base por una distracción. Aún así, el batazo predijo otra noche de dominio de la conferencia Americana en el clásico del verano estadounidense.
En el primer turno al bate, la liga Nacional demostró su potencia ofensiva. Los primeros tres jugadores que visitaron la caja conectaron los lanzamientos hechos por Shane McClanahan, de los Rays de Tampa Bay. Ronald Acuña, de los Braves de Atlanta fue el primero en anotar gracias a una carrera impulsada por el jardinero de los Dodgers, Mookie Betts. Este fue eliminado tras un vistoso doble play de Andrés Gimenez y Tim Anderson que incluyó un tiro por la espalda.
Paul Goldschmidt, primera base de los Cardinales de San Luis, demostró por qué los números no mienten en un deporte como el béisbol. El segundo mejor promedio de bateo de la liga, solo por detrás del venezolano Luis Arraez (quien se fue 1 de 2 en el juego), bateó el primer cuadrangular de la noche. Esto colocó a los de la conferencia Nacional en ruta para romper el maleficio de ocho años en los que la Americana se ha quedado con la noche de las estrellas.
Dicen los analistas de este deporte que el estadio de Los Ángeles, una ciudad conocida por su benévolo clima, da una ventaja a los bateadores una vez que el sol se va. Debe ser verdad porque cuando llegó el atardecer la conferencia Americana comenzó a repartir macanazos en el diamante. La víctima fue Tony Gonsolin, otro pícher que, como Kershaw, jugaba en casa. Era la parte alta de la cuarta entrada y el dodger había lanzado once bolas. Giancarlo Stanton, de los Yankees de Nueva York, hizo volar la barda la pelota número 12 en un cuadrangular de 140 metros que igualó el partido 2-2. El empate duró solo un suspiro, pues el siguiente en el turno al bate, Byron Buxton, de los Gemelos de Minnesotta, anotó otro jonrón por el jardín izquierdo. Es la primera vez desde 2018 que dos jugadores conectan dos cuadrangulares seguidos.
Stanton, originario de California y quien creció a unos cuantos kilómetros del estadio de los Dodgers, ganó el MVP de la noche. Recibió el trofeo de manos de la leyenda del tenis Billie Jean King, quien forma parte del equipo de propietarios de los Dosgers.
La suerte parecía echada cuando llegó la séptima entrada, la hora de los cerradores. Jorge López, de los Orioles de Baltimore, un equipo que ha hilado 10 victorias seguidas en la campaña, ponchó a dos bateadores de la Nacional. Después fue relevado para que Gregory Soto, de Detroit, viera acción en el histórico campo construido sobre Chavez Ravine.
Si el juego comenzó con un hit de un jugador de Atlanta, fue Austin Riley, del mismo equipo, el encargado de sacar del letargo al equipo Nacional. Los de blanco sufrieron una larga sequía después de un intenso arranque. Pero no conectaron otro hit hasta el de Riley, en el octavo inning. Esto a pesar de que pasaron varias leyendas del bate por la casilla de salida. Albert Pujols, quien está en el ocaso de su carrera y ha jugado hoy su último All Star (de once). Juan Soto, quien conquistó el lunes la noche de los cuadrangulares, tuvo una velada discreta a pesar de ser una de las figuras en ascenso de la MLB.
El dominicano Emmanuel Clase fue el encargado de romper el sueño de remontada. El lanzador de los Guardianes de Cleveland sacó del juego a tres bateadores en la parte baja de la novena para echar el telón a la noche en una catedral del beisbol que ha visto varias remontadas. Esta noche no hubo. El dominio de la Americana se extiende por noveno año consecutivo.