SANTO DOMINGO: ¿La Helsinki del Caribe o un paraíso a lo francés para el Cicloturismo?

¡Quisqueya La Bella, y su capital Santo Domingo, están a solo 1.293,2 kms. de distancia de Helsinski (capital de Finlandia)! Si, leíste bien. No hablo de los 8.497,3 kms. que en el aire separan estas capitales, sino de los kilómetros de ciclovías que ambos lugares ostentan hoy.

Según “Viajes National Geografic”, Helsinski es la primera capital europea en kilómetros de ciclovías: 1.301 kms que pasan por lugares turísticos como Central Park y varias islas. Aquí hay una densidad de 2,05 metros de ciclovías por habitante.

En Santo Domingo hay 7,58 Kms. de ciclovías, equivalentes a 0,0067 metros de ciclovías por cada uno de los 1.128.678 habitantes (Censo de 2021). Esos primeros kilómetros inaugurados por el INTRAT (Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre) celebrando el día mundial de la bicicleta (3 de junio) representan un circuito piloto que pasa por las avenidas Simón Bolívar, Pedro Henríquez Ureña, Dr. Delgado, Abraham Lincoln y César Nicolás Penson.

Se han conectado puntos importantes de la ciudad: Centro Olímpico, Palacio Nacional, Parque Independencia, Parque Iberoamericano, Ciudad Colonial, Plaza de la Cultura y universidades.  Sin dejar por fuera farmacias o supermercados, ni la línea 1 del Metro de Santo Domingo.

Sin duda, un primer gran paso que implica medir qué tanto falta por progresar; sin pretender ciclovías de dimensiones casi utópicas como en Helsinki. En ese sentido, España, país con tradición turística comparable a la República Dominicana, tiene en el top ten de ciudades turísticas entre 0,34 y 0,26 metros de ciclovías por habitante.

Yo tengo la suerte de vivir en uno de los países con mayor tradición ciclística del mundo como Francia: el segundo destino europeo para cicloturismo, detrás de Alemania. Aquí 32 millones de residentes (¡un 47 % de la población!) tenemos bicicleta y de estos un tercio salimos en bicicleta al menos una vez a la semana.

¡El impacto económico del uso de la bicicleta en el turismo suma nada más y nada menos que 5.100 millones del euros!, según estudio del 2020 hecho por la DGE (Direction Générale des Entreprises) y la ADEME (Agence de la Transition Écologique).

En lo particular, practico activamente el ciclismo en un departamento turístico al sur de Francia con amplia costa Mediterránea: L’Hérault. Aquí tenemos 786,8 kms. de ciclovías diseñadas con profunda conciencia ecológica y turística. Pensadas para facilitar la vida cotidiana a los 1.175.623 habitantes (Censo de 2019) y, por supuesto, a los miles de turistas (que proliferan tras el fin de los confinamientos de la pandemia) y que alquilan bicicletas en montones de empresas que atienden esta necesidad o viajan en tren con su propia bici (muchas veces llevándola gratis).

Así, la densidad de ciclovías de L’Hérault es 0,66 metros de ciclovías por habitante. Poco menos que un tercio de Helsinki, pero 100 veces más que en Santo Domingo. Y esta es una brecha que bien vale el esfuerzo ir cerrando.

Estos primeros kilómetros de ciclovías en Santo Domingo me hacen sentir optimista del potencial para el cicloturismo en una nación que me encanta.

Para República Dominicana quiero al menos lo mismo que tengo en Francia: ciclovías y la verdad también carreteras, calles y avenidas en los que, por regla general, se respeta la vulnerabilidad del ciclista.

Ciclovías que van desde mi casa a la playa o a la montaña o a la media docena de lugares patrimonio cultural de la humanidad. De esos lugares que también hay en Santo Domingo, por los que pronto habré de pedalear. (Sigue mis recorridos en la app: www.strava.com/athletes/eddygouveia).