Queridos líderes mundiales (que ya los incluye a todos porque las palabras “líderes” y “mundiales” terminan ambas en “e”).
Quienes firman aquí, redactamos esta misiva para admitir que sí: llegó el momento que tanto esperaban. Viene el mundial y no les esteramos parando bolas (ni bolas, ni ingle, ni nalgas, porque este mundial, además, se cruza con la Navidad). Del 20 de noviembre al 18 de diciembre estaremos muy ocupados en labores sumamente prioritarias, como llenar el álbum, armar las quinielas, ver los juegos, analizarlos resultados, celebrar por el ganador, despecharnos por el perdedor, acostarnos a dormir borrachos, despertarnos con dolor de cabeza y volver a comenzar ese mismo durante todo un mes.
De hecho, será un mundial en el que tendremos que estar más pendientes de lo normal solo por el morbo de ver si algún jugador se atreverá a desafiar las reglas qataríes de comportamiento. Para celebrar un gol, ¿se quitarán la camisa? Para hacer una barrera, ¿se agarrarán sus partes íntimas? Cuando pasen a una siguiente fase, ¿se lanzarán los jugadores uno sobre otro de forma insinuadora?
Pero véanle lo bueno, amigos políticos: ya no tendrán que esperar a que sea entre gallos y medianoche para cometer alguna fechoría. Será un momento privilegiado en sus carreras para cometer autoritarismos en pleno horario de oficina, pero tampoco se pasen. No se aprovechen de nuestra desatención para meter más goles en impuestos, ni meter gente presa, ni comenzar la Tercera Guerra Mundial.
Por ello, les proponemos un pacto de no agresión entre ustedes y nosotros donde el lema sea “Durante Qatar, las reglas hay que Qatar“; en donde los estatutos sean los siguientes:
Esperando sus amables comprensiones en pro de un feliz Mundial Qatar 2022, se despiden de ustedes Betto Rojas y Reuben Morales, actuales dirigentes de la comisión por un fútbol feliz (y no porque sepamos mucho de fútbol, sino porque ambos somos calvos y tenemos cabezas de balón).