El mayor éxito es poder acostarme en paz cada noche

Es el ejemplo de las mujeres que no se detienen ante la adversidad, de aquellas que pueden con la maternidad y la vida profesional, de aquellas que avanzan y tienen un profundo compromiso con la sociedad

Claudia Bobadilla es abogada, directora de empresas y la fundadora de Puente Social, el medio del estallido social de Chile en octubre de 2019.  Lo creó con el objetivo de comprender la realidad del país y de sus habitantes, así como construir en conjunto con la ciudadanía puentes de relación y encuentro con el sector empresarial en el nuevo contexto social. 

Oriunda de Talca, creció en un colegio francés que le creó una conexión ineludible con la nación europea. Cuando apenas tenía 21 años, decidió irse a vivir a París y congeló su carrera en la Universidad. Allí conoció el amor y además, se encontró de frente con realidades sociales de finales de los años 80, como por ejemplo, la pastilla anticonceptiva. 

Luego volvió a Chile a retomar su formación en derecho en la Universidad Diego Portales (UDP), aunque ha confesado en otras oportunidades que le hubiese encantado estudiar Teatro pero en esa época era algo inaceptable para su familia. 

“Antes, el diseño del mundo laboral era hecho para y por los hombres, ellos estaban más en ese mundo y después llega alguien de afuera y hace notar que esa arquitectura del mundo del trabajo es muy poco sostenible para una mujer que, además, quiere ser madre. Y eso una lo tiene que decir, ahora hay menos rollo en que la mujer pueda expresar sus necesidades a la hora de trabajar”, señala.

Probablemente aquellas decisiones, experiencias y, sobre todo, la conciencia de la diversidad, la llevó a conectar con la responsabilidad social empresarial. Por ello, en diciembre 2019, Claudia pasó 40 días y 40 noches viviendo en diez comunas vulnerables de Chile. 

Según ha explicado en declaraciones a medios de comunicación, esas vivencias le ayudaron a entender los dolores que derivaron en el estallido social. Tanto la integridad, la diversidad y el sentir social la han llevado a estar en el lugar de influencia en el que se encuentra hoy día.

Claudia es ejemplo de las mujeres que no se detienen ante la adversidad. Con 2 hijos, tuvo que lograr el equilibrio entre la vida personal y profesional. A raíz de estos retos creó Comunidad Mujer para “ver cómo avanzar en la conciliación entre la maternidad y el trabajo” e impulsar que mujeres tuvieran los mayores sueños sin límites en empresas.


Desde su óptica, ¿por qué es tan vital la responsabilidad social empresarial?

La responsabilidad social empresarial es un eslabón en la cadena evolutiva que las empresas han seguido en relación a su vinculación con la sociedad. A ella le siguió con mucho éxito el “valor compartido”, y hoy entramos a la dimensión de los criterios ESG, como se les conoce por su sigla en inglés: environmental, social and governance / medio ambiente, social, y de gobierno corporativo. 

Desde mi perspectiva, la principal diferencia de abordar hoy la dimensión social por la empresa respecto a cómo lo hacía la responsabilidad social, es que se empieza a comprender que la dimensión social deber ser parte del corazón de la compañía, ya no es un área en los márgenes de la empresa, sino que pasa y debe ser parte de la estrategia, así como lo son la dimensión financiera, regulatoria, medioambiental y tecnológica. 

Es una conversación que debe ser parte de la agenda del directorio y su gestión debe permear a toda la compañía. 


¿Cuáles son hasta ahora los grandes logros de Puente Social y cuál ha sido la clave para cumplir su misión?

Puente Social es una red de confianza que hemos construido en conjunto, con mucha dedicación y cariño. Todo esto de la mano con los líderes sociales, las autoridades de gobierno local y empresas que se han ido sumando a la visión que proponemos.

Respecto a la clave para cumplir nuestra misión, considero que ha sido instalar poco a poco en la narrativa empresarial y en todos los espacios de conversación y divulgación, que el desarrollo y el crecimiento no pueden nunca más ser a costa del medioambiente, ni de la dignidad de las personas. 

La posibilidad de realizar proyectos de transformación empresaria, vía la incorporación de la dimensión social en el core del negocio. 

 

¿Qué es para usted una “empresa con propósito”?

 El propósito y la misión para mí son guías en el camino, sobre todo para cuando el camino se torna oscuro. 

Las empresas, las organizaciones en general, siempre han estado motivadas por un propósito o misión, lo que es interesante en los tiempos que estamos viviendo, son dos ámbitos de transformación en torno al propósito. 

El primero, tiene que ver con el cambio sustancial en el alcance con que concebíamos el propósito de la empresa. La empresa ha comprendido que no solo se  debe a sus accionistas, sino a una multiplicidad o ecosistema de stakeholders, trabajadores, contratistas, proveedores, comunidades y clientes. 

El segundo, el avance en comprender que la empresa es un actor social. Su actividad la desarrolla en sistemas sociales, se inserta en sociedades, por tanto la calidad de la confianza, de la cohesión, de la armonía de esas sociedades, y su nivel de legitimidad en ellas para operar, no le puede ser indiferente. 

En este contexto, su propósito tiene que dialogar con el tipo de sociedad al que quiere contribuir, más bien en cómo aportar a la construcción de una sociedad con mayor cohesión y altos niveles de confianza a través del negocio que realiza.


¿Qué es el éxito para una mujer como usted? ¿Se considera una mujer exitosa?

El mayor éxito es poder acostarme en paz cada noche, consciente de la oportunidad y responsabilidad de aportar a la sociedad. 


¿Hay algún mantra, mensaje, creencia o consejo que la ha ayudado a dar pasos importantes en su camino profesional?

 Agradecer, agradecer cada día a todos quienes me han permitido ser quien soy. Pienso que una parte pequeña de lo que somos es por nuestro mérito y la mayor  parte se debe a una cadena amorosa de relaciones que nos permiten seguir avanzando, y también por experiencias difíciles que nos permiten crecer. 

 

 A pesar de que las mujeres han ganado terreno en el ámbito profesional, social y gubernamental ¿Cómo reducir la aún existente brecha de género?

Las compañías deben comprender que la incorporación de diversidad es un buen negocio. Está comprobado que a mayor diversidad, mayor capacidad de resiliencia de la organización, algo relevante si aspiramos, en tiempos de cambios e incertidumbres, a seguir existiendo en el mercado.