Empoderar a la mujer mediante oportunidades educativas
La expansión de Prosperanza ha surgido de manera orgánica, gracias a mujeres líderes que han decidido replicar este exitoso modelo social en sus países
Judith Cury, destacada líder en empoderamiento socioeconómico femenino, desde muy joven se ha interesado por el rol de la mujer en la sociedad y el impacto que esta puede causar en la familia y el entorno.
“Mi gran pasión es servir a Dios mejorando las condiciones de vida de las mujeres y de sus familias; es llegar a tiempo y sacarlas de la inercia que muchas viven, en un mundo que avanza y no las espera, romper los ciclos de pobreza y, a través de la educación, detonar su potencial”.
Judith considera la educación como la principal herramienta de transformación socioeconómica, siendo el puente que lleva a la mujer de la marginalidad a la autonomía. “Cuando una mujer decide educarse ya no es pobre, es una mujer en ascenso”, expresa.
En 2016 surge Prosperanza, organización que contribuye al desarrollo de las mujeres como casa de formación, desarrollo profesional y de apoyo al emprendimiento, proporcionándoles herramientas para que construyan sus oportunidades, reduciendo así la pobreza y fomentando el empoderamiento económico sostenible. Con la sede principal en República Dominicana, Prosperanza tiene presencia también en Estados Unidos, España, Portugal, Bolivia y Ecuador.
La presidenta de Prosperanza busca crear nuevas realidades comprendiendo programas de educación, tecnología, innovación, empoderamiento y de creación de microempresa, compartiendo sus conocimientos y las experiencias profesionales y de negocios de cientos de voluntarios que le acompañan.
“Solo es cuestión de educarlas, que ellas decidan transformar su vida, se visualicen y tengan ambiciones, y lo más importante acompañarlas para concretar sus sueños de prosperidad, iniciando donde estén y con lo que tengan en las manos”.
Gracias a importantes aliados internacionales, cumplen con esto mediante la educación virtual, con capacitaciones enfocadas en las necesidades del mercado laboral.
Estudió Ingeniería civil y es empresaria, ¿Cómo ha sido esa evolución hasta hoy, donde se ha enfocado en el empoderamiento económico de la mujer? ¿Qué la ha motivado continuar por este camino?
Te diría que el amor y agradecimiento a Dios, en adición a la educación y el ejemplo familiar que recibí en mi hogar, fueron los factores claves que me motivaron a desarrollar esta labor de servicio social que venimos trabajando desde Prosperanza para empoderar a la mujer mediante oportunidades educativas.
Siempre me ha llamado la atención el efecto multiplicador que tiene la mujer en la sociedad y sobre todo el gran impacto que esta puede generar con sus acciones en la familia y el entorno donde se encuentra. Por mucho tiempo me mantuve en búsqueda de información al respecto. Durante esa búsqueda hubo un dato muy interesante que establecía que las mujeres influenciamos un 85 % en todas las decisiones de compra. Esto me hizo ver una oportunidad, tanto para la agencia de marketing femenino que emprendí, como para nuestra ONG Prosperanza que busca reducir la pobreza y desigualdad en las féminas, a través del empoderamiento socio económico.
El empoderamiento económico femenino es un instrumento de desarrollo ya que proporciona satisfacción en diferentes ámbitos de la vida, partiendo desde la individualidad hasta la colectividad, y es precisamente esta la razón de enfocarme en este tema. Si damos un plato de comida, resolvemos el problema de unas horas. Pero si ayudamos a alimentar la mente, construimos el futuro de una vida.
La movilidad social en República Dominicana es horrorosamente baja y el cambio social es desesperantemente lento. Como ocurre en la mayoría de los países centroamericanos, en esta bella isla del Caribe también mucha gente nace pobre y muere pobre. Tenía que hacer algo. No podía permanecer indiferente ante esa realidad. Y es así como decido conocer las historias de las mujeres de mi país contadas por ellas mismas. Ya tenía los datos al estudiar sobre el tema varios años, ahora quería sus relatos. Nunca las estadísticas son tan elocuentes como los protagonistas de sus propias historias.
El junio del 2016, decidí visitar uno de los vecindarios más pobres de Santo Domingo: el barrio marginal de Cristo Rey, en la zona norte de la capital dominicana, donde incontables casuchas de madera y zinc de unos pocos metros cuadrados albergan a familias de hasta ocho y diez personas, expuestas a los vientos huracanados que azotan a los países del Caribe durante la temporada ciclónica, que ocurre entre junio y noviembre de cada año.
Los barrios marginales de Santo Domingo están habitados por familias trabajadores, pero solo son noticias cuando hay sucesos, cuando hombres adultos matan a sus concubinas adolescentes, por el simple hecho de encontrarlas sentadas frente a un colmado; cuando el incesto y el abuso sexual infantil irrumpen la cotidianidad de sus moradores; cuando se revelan las cifras o los casos estremecedores de embarazos de adolescentes , violencia doméstica o de violaciones sexuales a niños y niñas, mujeres y ancianas.
En Cristo Rey conocí a Doña Carmen, una de nuestras líderes activas al día de hoy, empezamos a caminar por sus calles ruidosas, al principio tímida y temerosa, tocando puertas en callejones, patios y barracones. Cualquier aprehensión inicial se fue prontamente despejando, cuando aquellas mujeres me abrían sus casas y sus corazones con calidez y una sonrisa, pero, junto con esas sonrisas, yo pude advertir las miradas mustias y las esperanzas marchitadas de mis anfitrionas.
Ese día descubrí que mi misión en la vida sería ayudar a despertar a esas mujeres del letargo en que habían estado sumidas durante toda su existencia. No tenía ninguna experiencia de participación en el activismo social, pero desde ese momento supe que no había vuelta atrás en ese propósito.
En septiembre abrí las puertas de Prosperanza. Subía fotos en nuestras cuentas de Instagram, y poco a poco se fueron sumando más voluntarias, para donar su entusiasmo y su talento a la causa de las mujeres en situaciones vulnerables en República Dominicana.
Empezamos a impartir talleres en los barrios y en las instalaciones de Prosperanza, inicialmente enfocados en ayudar a las mujeres a fortalecer su autoestima, a despertarles el derecho a soñar y a pasar de los sueños a la acción a través del emprendimiento económico.
Comenzamos a fortalecer en ellas lo que llamamos las tres bujías del cambio: la autoestima, la educación y las capacidades tecnológicas, porque, como ha dicho la experta en emprendimiento y pequeños negocios Karen Mills: “A las pequeñas empresas puedes darles capital de trabajo, pero a menudo lo que más necesitan es mentoría, asesoría y ayuda en su plan de negocios”.
En los talleres de Prosperanza formamos a las mujeres para que puedan iniciar o hacer crecer sus pequeños negocios en artesanía, pastelería, costura, servicios de belleza personal, joyería, repostería y numerosos otros oficios que las empuje a transformarse en dueñas de sus destinos y líderes en sus comunidades.
Creemos que la educación es el principal motor de la movilidad social, que el emprendimiento económico es un camino a la liberación y que la tecnología es un acelerador de los negocios, de un valor inestimable en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, porque, como dijo Matt Mullenweg, el creador de la plataforma digital WordPress: “La tecnología es mejor cuando reúne la gente”.
Prosperanza se ha convertido en la casa de formación, desarrollo profesional y de creación de nuevos negocios para las mujeres dominicanas y de 5 países más: Estados Unidos, Bolivia, Ecuador, Perú y Portugal.
Los medios sociales han sido aceleradores sin los cuales no habríamos podido llegar a miles y miles de personas en poco tiempo, especialmente a través de Instagram. A través de esta red, anunciamos nuestros talleres, las rutas de visitas a los barrios, exponemos los avances en los negocios de las mujeres capacitadas y damos voz a las mujeres para que cuenten sus historias como nuevas protagonistas de sus vidas.
¿Cuál ha sido el impacto de Prosperanza? ¿Podría darnos cifras?
En estos últimos cinco años de trabajo, hemos impactado positivamente más de 12 mil vidas en 25 comunidades distintas, en las cuatro regiones en que se divide el territorio dominicano. Para ello, hemos contado con el apoyo de cientos de voluntarias, marcas y empresas nacionales e internacionales, universidades y organismos internacionales, que han donado su talento profesional, sus redes de contacto o sus espacios para que la acción de Prosperanza se expanda una velocidad que hasta a nosotras mismas nos ha sorprendido.
Sin que nos lo propusiéramos, Prosperanza se ha convertido en poco tiempo en un movimiento social de alcance nacional, que ha beneficiado a más de 42,000 mujeres en 5 años, ha realizado más de 350 talleres y numerosos operativos de salud, reparaciones de infraestructuras comunitarias, de viviendas familiares y negocios a nivel nacional República Dominicana.
Durante estos años hemos aprendido que no hay otra manera de crear riqueza de forma acelerada en un país que no sea involucrando a las mujeres, acudiendo a donde están aquellas que necesitan nuestro apoyo, porque, de otra forma, ellas no se moverán de su “zona de disconfort”, pues desconocen que otra vida es posible.
El acercamiento constante que tengo con mujeres a través de Prosperanza, me ha hecho comprender que su empoderamiento económico es una vía de acceso para impulsar el crecimiento sostenido de las economías.
Siempre he afirmado, que cuando una mujer decide educarse, ya no es pobre, es una mujer en ascenso.
¿Cómo se puede colaborar con Prosperanza?
En Prosperanza creemos de forma vehemente en la suma de voluntades, en la solidaridad humana, en las alianzas con terceros y en la capacidad y vocación de colaboración entre las entidades públicas y privadas. Para nuestro trabajo, hemos contado con recursos propios, aportes de bancos, empresas, universidades y profesionales independientes, porque nada grande se ha logrado nunca en solitario.
Es así como Prosperanza se ha transformado en una red de colaboración que articula los esfuerzos de entidades y personas voluntarias, quienes más de 300 forman parte el voluntariado profesional de Prosperanza, separando el tiempo de sus horas productivas y sus horas de descanso y ocio para dedicarlas a cambiar la realidad de un segmento de la población dominicana que sufre múltiples desventajas económicas, sociales y de género.
Trabajar por la prosperidad de la mujer no debería ser una tarea exclusiva de las mujeres, sino de todos, de hombres y mujeres, porque lo que es bueno para las mujeres es bueno para todos.
¿Cuáles considera usted que son las características del liderazgo femenino que lo orienta a trabajar en la búsqueda de las mejores prácticas sostenibles?
Impulsar la equidad de género es sinónimo de impulsar la prosperidad general. De igual manera que mantener la inequidad de género es sinónimo de mantener un estado de pobreza. Son numerosas las investigaciones que demuestran que la inversión en la mujer tiene un efecto beneficioso multiplicador que se expande a su entorno inmediato y a toda la sociedad en general.
Lopez-Claros y Nakhjavani refieren que aquellas regiones del mundo donde la participación femenina es una fuerza laboral en aumento, como África subsahariana y América Latina, este aumento se ha relacionado con mejores niveles de educación entre las mujeres, disminución de las tasas de fecundidad (vinculadas a su vez con niveles crecientes de educación) y otras tendencias positivas de la economía mundial.
Es evidente el círculo virtuoso educación-equidad de género-participación femenina-prosperidad para todos. Y, por el contrario, la negación de la igualdad de oportunidades de salud, educación, protección legal y empleo a mujeres y niñas le está costando al mundo aproximadamente nueve billones de dólares por año, esto es, cerca del 12 por ciento del producto nacional bruto mundial.
En palabras de López-Clars y Nakhjavani, "la educación superior para las niñas genera mejores oportunidades de empleo para ellas; mejores ingresos para las mujeres les da un mayor poder dentro del hogar; un mayor poder femenino en la familia conduce a su vez a mayores inversiones en salud, educación y empleo futuro para la próxima generación, todo lo cual es beneficioso para el crecimiento económico a largo plazo”.
Creemos que la lucha por la mujer es una lucha de todas y todos, y, justamente, por eso, invitamos a todas y todos a contribuir con la ruptura de los círculos viciosos de pobreza, para crear en su lugar círculos virtuosos de prosperidad y esperanza.
Prosperanza trascendió las fronteras de República Dominicana. Coméntenos sobre sus planes y acciones en los Estados Unidos
Estamos presentes en Miami, Nueva York, Maryland, Florida (Tampa y Orlando) y Pennsylvania, ampliando las redes de contacto y creando nuevas alianzas que nos permitan generar nuevas oportunidades para las mujeres.
La desigualdad de género en Estados Unidos ha ido disminuyendo a lo largo de su historia y se han logrado avances significativos. Sin embargo, a pesar de este progreso, la desigualdad de género continúa persistiendo en muchas formas, incluyendo la disparidad en la representación y participación política de las mujeres, la segregación ocupacional y la distribución desigual del trabajo doméstico.
Otros temas de interés y en los cuales prontamente estaremos accionando desde Prosperanza USA son: la dificultad de la mujer para insertarse al mercado laboral, contribuir al desarrollo profesional y emprendimiento para mejorar los niveles de ingresos, el estatus migratorio; en la parte financiera, la deuda de préstamos estudiantiles, uso excesivo de tarjetas de crédito y deuda de préstamos personales.
Aprovecho la oportunidad para invitar a quienes deseen contribuir y ser parte de Prosperanza en Estados Unidos, Bolivia, Perú, Ecuador, Portugal y República Dominicana a que se comuniquen con nosotros a través de nuestra página web: www.prosperanza.com
Embajadora Honorífica de la Juventud Centroamericana, ¿qué compromiso implica para usted este tipo de reconocimientos?
Es una buena oportunidad para seguir construyendo puentes entre los países de la región centroamericana para impulsar a la juventud, moviéndola hacia la acción, inspirándola para la formación de una generación de jóvenes líderes comprometidos, preocupados por el colectivo, más capaces y honestos para participar activamente a nivel social y generar cambios reales y positivos en su entorno.
Además de tener el compromiso de seguir transformando la vida de más mujeres, replicando nuestro modelo, logrando que las mujeres se desarrollen, que sean libres, autónomas y más capaces.
Para finalizar, ¿cuáles ha sido hasta ahora la gran lección de su vida?
Son muchas, todos los días aprendo algo distinto al tratar de cerca con tantas personas.
Luego de tener a Dios como el mejor aliado en la vida, el empoderamiento socio económico de las mujeres a través de la educación es la vía para lograr tener mujeres más libres, más capaces, autónomas, familias más seguras y una sociedad más próspera.
Servir de soporte para que otra mujer pueda levantarse y crecer, tiene un valor incalculable, y más aún ver su sonrisa al lograr sus sueños, es mi mayor recompensa para seguir cada segundo viviendo agradecida de Dios.